#VAMOSNORTE

Tenía algo de espesa la mañana. Una de esas mañanas en las que el sol le da la mano al frío y uno no es capaz de descifrar si tiene que coger chaqueta o aventurarse a salir en manga corta. Más tarde, los jugadores del Norte desearían que esa hubiera sido la mayor de sus preocupaciones aquel día.
Dubitativo, como cuando eliges finalmente la manga corta preguntándote si no te arrepentirás más tarde, salió el Norte a calentar, con dos jugadores tocados que se unían a las bajas con las que ya llegaba el equipo al partido. Braojos no pasó finalmente de los ejercicios previos, y abandonó el 11 en el que solo figuró de manera simbólica. El equipo calentó algo gris, era la primera cosa que no salía como habían planeado.
Dubitativo, como cuando eliges salir a la calle con chaqueta, pero algo en tu interior te dice que el sol va a ganar el pulso y al final vas a acabar cargando con ella todo el día, comenzó el partido el Norte. Prácticamente en la primera jugada, fue un simple pase de la defensa al portero lo que acabó convirtiéndose en el 1-0 en contra. El ánimo se congeló, pero en el fondo todos sabíamos que era un accidente.
Fue así que el Norte entró un poco en calor, cogiéndole de la pechera al partido y diciéndole “Eh, ¿dónde crees que ibas?”, necesitó apenas un par de acercamientos para restablecer el empate en el marcador, mediante un rechace que le cayó a Willy en el segundo palo, para marcar a placer.
Pero la temperatura seguía variando, y sus altibajos afectaban por igual al Norte, que no era capaz de mantener la posesión del balón más de tres/cuatro toques por jugada. Precipitándose una y otra vez contra el Juventud Canario sin saber muy bien qué plantear para desarmarlo.
En estas, el equipo local se fue afianzando en el partido y entrando en el área norteña como el cuchillo en la mantequilla caliente. Sin grandes alardes ni combinaciones vistosas, se metió hasta la cocina y marcó dos goles más antes del descanso. El Norte se fue al vestuario con escalofríos, consciente de que solo se podía mejorar.
La entrada de Jairo hizo entrar en calor al Norte. Y pareció salir al campo con menos dudas, planteándole al Juventud Canario un ritmo combinativo mayor, pero sin acariciar el área. Se estaba cocinando a fuego lento la respuesta norteña, cuando el equipo local se tropezó con un gol de falta que terminó por hundir el barco celeste. 4-1 y casi toda la segunda parte por delante.
El resto fue un sufrido camino hasta el pitido final, con acciones peligrosas por ambos bandos, fruto del descontrol creciente en ambos sistemas. El Norte no fue capaz de aprovechar la tranquilidad del rival para intentar recomponerse y acabar al menos reconociéndose a sí mismo. 
El resultado es un partido para guardar en el baúl de malos recuerdos, sobre el que tocará levantarse en el futuro. Porque este domingo, el norte acabó el partido como lo empezó, sin saber todavía ni qué ropa escoger para salir de casa.

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