#VAMOSNORTE

La mañana esperaba al Norte con el sol en primera fila, dubitativo como siempre, por no saber qué versión del equipo encontraría este domingo. ¿El Norte que juega para ganar y acaba perdiendo? ¿El que juega para empatar y acaba perdiendo? o ¿el que, rara vez, obtiene lo que merece por su esfuerzo sobre el césped?

En menos de media hora el Norte encarriló el partido con una vaselina de Javi García y tres goles más de Maroto, uno de precioso cabezazo.

Al descanso, el partido era un plácido escenario para el Norte. Ganaba 4-2, habiendo aprovechado la totalidad de sus ataques, manejando bien la bola y habiendo recibido un gol a balón parado y otro por un desajuste defensivo, de los que no se pueden evitar en un partido.

La mala suerte no estaba presente, solo en las mentes de los presentes y en los recuerdos traicioneros de otras mañanas de fútbol. Hasta que apareció. Apareció en forma de un centro al área que golpea en Borja y acaba introduciéndose en la portería. Era el 4-3. Eran los nervios, el riesgo y la zozobra. Conocidos compañeros de viaje de los norteños esta temporada.

Pero un gol asomó para sembrar la calma, un balón largo perfectamente dirigido por Miguel, que controlaba dentro del área Sergio, con su elegante zurda, con la cual se perfilaría tras un par de recortes para marcar el 5-3.

Aunque antes de acabar el partido llegaría el cuarto del San Juan para ser fieles al sufrimiento propio de nuestras victorias, la victoria volvió a dibujarse en los rostros del Norte. Volvió a ser un soplo de aire fresco en esta irregular montaña que está siendo la temporada. Una temporada que el equipo se empeña en no tener que olvidar, intentando dotarla de un final a la altura del equipo.

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